LUDOTERAPIA Y SALUD MENTAL


El juego, como acción y efecto de jugar, es deseo, gusto, placer de entretenerse en una actividad voluntaria que nos ocasiona satisfacción por el simple hecho de realizarla. Más que una actividad es una actitud en la elección, combinación y manipulación creadora de objetos materiales e ideas. De ahí su conexión con la creación y el arte, es inherente y necesaria en todas las edades, todas las épocas y civilizaciones.
El juego se ha observado desde las sociedades primitivas; su valor ha quedado expresado durante las festividades de las tribus, cuyos bailes y pantomimas plasmaban cuanto lograba conmoverlos: alegrías, esperanzas, miedos, deseos, luto, odio, respeto a los dioses... El juego sacro se convirtió en ritual; la música, la poesía, el baile, eran parte de él, mientras que su filosofía y sabiduría se expresaba en palabras.
La actividad lúdica es un fenómeno polifacético; ha fascinado durante siglos a filósofos, educadores, psicólogos y antropólogos; de forma permanente se ha estado en la búsqueda de su sentido y el papel que desempeña en la vida, la civilización y la cultura humana.         No pocas teorías han surgido de los estudios realizados sobre esta actividad del hombre, algunas de ellas “como una liberación de energía acumulada”; otras, “como vía de evasión de la realidad”...
Muchas hipótesis llegan a reconocer la significación del juego en el desarrollo de una alta inteligencia, y su valor en el proceso de aprendizaje. Algunos psicólogos lo ven como un escape inconsciente de sentimientos reprimidos; otros, como unido a un proceso creativo. Hay quienes plantean que en toda actividad lúdica hay que descubrir dos niveles: el juego como intento de procesar situaciones traumáticas, y el juego como expresión de la potencia creadora del “yo”, libre de conflictos.       
Todas las teorías difundidas concuerdan en el hecho de que el juego establece relaciones sujeto-objeto y sujeto-sujeto, constituyendo una importante y significativa actividad en el crecimiento y desarrollo humanos.                       
El juego en el niño es un indicador popular de salud. A los niños les es necesario disponer del juego tanto como de los alimentos, ya que la actividad lúdica en sí les proporciona satisfacción emocional, los mantiene ocupados, y evita el aburrimiento que conduce con facilidad al mal genio, la irritabilidad y la tendencia destructiva, con lo cual se produce un círculo vicioso, pues la conducta del niño molesta y cansa a la madre, cuya irritabilidad y pérdida de paciencia empeoran, a su vez, al niño.
Los infantes expresan sus sentimientos por medio de sus movimientos y las palabras. Para ellos todo, o casi todo, es juego. El marco se amplía, pero lo lúdico prevalece, permitiéndoles conocerse a sí mismos, explorar el mundo que los rodea, les ofrece la oportunidad de ser y de estar frente a la realidad, expresar y satisfacer necesidades afectivas, de movimientos, de calma, de socialización y de ajustes a su medio. Tiene, a la vez, un valor intelectual, pues los ayuda a practicar y desarrollar sus nuevas destrezas, los enseña a utilizar sus manos y a coordinarlas con sus ojos, les concede la posibilidad del descubrimiento de la expresión y la comunicación, de la creación. Les ayuda a concentrarse, a observar y a experimentar, enseñándoles cómo funcionan las cosas y de qué están hechas. Sirve, además, para ayudarlos en sus relaciones interpersonales con para-iguales y a cooperar con ellos, aprendiendo entretenimientos colectivos, así como las consecuencias de las trampas, con el aislamiento del grupo y la pérdida de amistades. Les enseña así a ser honrados, a perder con ecuanimidad, y les despierta el espíritu de actuar en equipo.    Los juegos al aire libre proporcionan ejercicios saludables que mejoran la salud y fortalecen el cuerpo.
Todo comienza con la propia vivencia de sí mismo, de jugar con su cuerpo y conquistarlo. La meta del juego consiste en llegar a ser uno mismo. Así, el juego favorece el proceso de individualización, que es la base y el fundamento para que un niño posea el principio de identidad. Cuando un niño se siente apto para iniciarse en la vida escolar ya lleva consigo un cúmulo de conocimientos adquiridos del contexto en que vive, y una gran parte de ellos los ha incorporado a través del juego.                           
La actividad lúdica se inserta en la medicina de varias formas:
         El análisis de niños, especialidad clínica que tuvo sus comienzos con la narración de Freud del caso de Juanito, publicado en 1909, y cuya técnica recibió gran impulso a partir de 1920 con la obra de Ana Freud (1928) y Melanie Klein (1932), donde se plasmaba la importancia de la técnica de juego para la observación del niño, pues en lugar de perder tiempo y energía siguiendo el rastro del mismo en ambiente doméstico, se trasplantaba de golpe todo su mundo conocido a la consulta, bajo la mirada del analista, que le permitía desarrollarse sin ninguna interferencia para observar sus reacciones, su actitud ante diferentes objetos. Al decir de Ana Freud, se hace indispensable el método de juego de Klein si se quiere obtener un conocimiento interno del niño pequeño, que aún no es capaz de expresarse suficientemente con palabras. La llamada técnica de juego, en el análisis infantil, resultó un método que permitía tener acceso al inconsciente del niño, y así la actividad espontánea con los juegos ofrecidos por el analista para su libre uso dentro de la sesión analítica es el sustituto de las asociaciones libres.
·         La terapia ocupacional, que es la planificación de las actividades físicas y mentales con fines médicos, cuyos inicios datan de la Edad Media -donde se habla de ejercicios pasivos y activos-, aplicándose a los pacientes ejercicios libres, juegos, entretenimientos e higiene. German Simons, destacado médico alemán del siglo XIX, alternó las diferentes actividades laborales con deportivas y recreativas. En el año 1936 se creó en Inglaterra la Federación Mundial de Terapia Ocupacional, y en 1951, la Federación Mundial de Terapias Ocupacionales.
El juego es un eficaz método de observación, que permite llegar a un diagnóstico y proceder terapéutico. Constituye un instrumento de transformación psíquica no sólo en psicoterapia infantil, sino también en el tratamiento de adultos, en el campo de la psicoterapia individual, de pareja y  familiar, así como en ancianos. El terapeuta puede, en fin, conjeturar sobre lo que tiene o preocupa al paciente. Con estos propósitos podemos utilizar diferentes modalidades de juegos:
·          De mesa (de táctica, lógica, de probabilidades…).
·          De terreno (de roles, de animación, pre-deportivos…).
·          Instructivos mediante ordenador (de reacción, de reflexión).
En dependencia del grado de participación pueden ser solitarios o competitivos. Lo lúdico en función de técnicas participativas se utiliza como:
·          Dinámicas vivenciales (de animación, que permiten relajar e involucrarse al conjunto; y de análisis, que dan elementos simbólicos para reflexionar sobre situaciones diversas).
·          Técnicas de actuación (lo fundamental es la expresión corporal).
·          Técnicas audiovisuales (charlas, películas, videos...)
·          Técnicas visuales (papelógrafo, pinturas, símbolos...)
La actividad lúdica colectiva puede no sólo formar parte de proyectos para mejorar la calidad de vida y la salud de los ciudadanos, sino ser requerida para una mejor concienciación y participación de los mismos. La ludoterapia puede incluirse en los tres niveles de atención, siguiendo el esquema de Leavell y Clark, donde en cada uno de ellos se realizan acciones específicas de salud:
·         Prevención primaria (prepatológica): promoción de salud, cuya especial importancia es la educación popular; protección específica, donde las acciones de salud se dirigen fundamentalmente a la población expuesta a riesgos por razón de sus actividades habituales,  o situaciones especiales.
·         Prevención secundaria: diagnóstico precoz y tratamiento oportuno, donde las acciones fundamentales están dadas por pesquizajes a grupos supuestamente sanos; limitación de la incapacidad o lesión, donde se agrupan todos los elementos tradicionalmente conocidos como atención médica, con sus diferentes modalidades, que van desde el tratamiento ambulatorio hasta la hospitalización.
·         Prevención terciaria: rehabilitación, como toda acción destinada a disminuir al máximo las secuelas de una enfermedad o accidente, y permitir, en el mayor grado, la reintegración del individuo a la sociedad.
      Sabido es que el juego prepara para la vida, y la salud puede considerarse como el estado de completo bienestar físico, mental y social; es el equilibrio que resulta de la interacción del sujeto con sus necesidades bio-sociales y los variables requerimientos del medio. Crear en cada centro de salud un espacio para un clima relajado, flexible, con libertad de acción, que permita la posibilidad de contacto, relación e integración, con la debida comprensión, sensibilización, dedicación y buena voluntad de los responsables, será la gran oportunidad y el gran reto de un espacio y un tiempo no formal, que permitirán mejorar la salud y desarrollar los valores terapéuticos del juego.

  • Aleida Meneses (Psiquiatra infantil, Cuba)

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