Álvaro Gálvis (Ingeniero en Sistema y Docente, Colombia)
La sociedad del conocimiento y la era de la información plantean retos muy grandes a los educadores, no sólo por la proliferación de información y por el rompimiento de muchas barreras espacio-temporales para acceder al saber, sino también por el cambio de paradigma que conlleva formar para el cambio y para la excelencia, dentro de un entorno en el que educación ya no es sinónimo de escolaridad. Educarse en la era del conocimiento tiene sentido cuando se lo entiende como un proceso permanente que va más allá del período escolar y que no es responsabilidad únicamente de los educadores.
En efecto, nunca antes en la historia de la Humanidad había perdido la escuela el monopolio del conocimiento y del aprendizaje, nunca se han tenido tantas y tan variadas oportunidades para informarse y para aprender a lo largo de toda la vida, para vivir experiencias -reales o simuladas- de las que se aprende, para interactuar con tantas y tan variadas personas y puntos de vista, como ahora. Y nunca antes ha habido tanto contexto lúdico para aprender en modo experiencial o en modo exploratorio, como el que resulta de los medios interactivos (TV, videojuegos, computador, redes virtuales...) a que están acostumbradas cada vez más las nuevas generaciones.
La sociedad del conocimiento y la era de la información pueden ser grandes detonantes del cambio en el sistema educativo, si es que los educadores queremos aprovechar las oportunidades que nos brindan las nuevas tecnologías de información y de comunicaciones, para crear ambientes de aprendizaje que, sin descartar el paradigma transmisivo y unidireccional, otorguen la importancia que debería tener al paradigma experiencial, inquisitivo, conjetural y colaborativo, dentro de ambientes de aprendizaje que sean excitantes, placenteros, entretenidos, no amenazantes, es decir: lúdicos.
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