EL JUEGO Y EL SEXO

Arnaldo Gomensoro, Elvira Lutz (Sexólogos, Uruguay)

Todavía hoy se sigue definiendo el sexo o sexualidad a nivel académico y educativo como “un instinto al servicio de la reproducción de la especie”. Definición que olvida que hoy es prácticamente universal el uso de anticonceptivos y que el aborto, otro recurso para evitar las consecuencias reproductivas de la sexualidad, se ha convertido en el tema polémico más debatido de nuestra época, trascendiendo largamente el ámbito teológico, donde inicialmente se planteara, para instalarse en el centro de las discusiones políticas, económicas, demográficas e ideológicas de todo tipo. 
Nosotros, que hemos trabajado durante más de 20 años en la promoción del uso inteligente y oportuno de los métodos anticonceptivos, hemos sostenido y defendemos polémicamente el significado no reproductivo o procreativo de la sexualidad humana, sino justamente su sentido erótico, es decir, su naturaleza básicamente recreativa. Y esto, convencidos de que no estábamos sosteniendo una propuesta puramente personal, sino una verdad auto-evidente apoyada en hechos tan irrefutables como el siguiente: en nuestro propio Uruguay el promedio de hijos por pareja no llega a 2, cuando los encuentros sexuales en 20 años de convivencia alcanzan la cifra de mil a 3 mil coitos, lo que significa, en términos estadísticos, que mucho menos del 2 por mil de la actividad sexual de las uruguayas y los uruguayos tiene, de hecho, consecuencias reproductivas.

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